¿Cuántas adaptaciones del mítico personaje de Bram Stoker hemos visto y sufrido desde que se escribió en 1897? Incontables, sin duda. Pero ninguna tan aterradora y, sobre todo, tan real como la que protagonizó hace un año el conde alemán Dracul Pflugk. Tras una vida que no tiene nada que envidiarle a cualquier complicada novela decimonónica, la Navidad pasada el conde fue diagnosticado con esquizofrenia y trastorno límite de personalidad e internado en un sanatorio.
¿Pero cuál es la historia tras la leyenda? ¿Cuál es el hombre tras el mito? ¿Qué llevó a una persona aparentemente normal a declararse descendiente del temido vampiro? ¿Se obsesionó con la magistral obra de Stoker? ¿O fue simplemente por codicia, como algunos han sugerido? Para responder a todas esas preguntas tendremos que trasladarnos a su niñez, cuando el joven Dracul se formaba bajo el cuidado del poderoso Pepito Filippo.
Hijo ilegítimo del millonario y la aristócrata bosnia María Agustina Confortable, quedó al cuidado de su padre tras la trágica muerte de su madre a manos de su otro amante, Tortellio el Bello. El niño llegó como una bendición para su madrastra, Encarnación del Desconsuelo, que, desolada porque acababa de descubrir que era estéril, crió a Dracul entre algodones.
Para cuando Encarnación murió, Dracul se había convertido en un callado joven de veinte años que se negaba a salir a la calle. Su piel ya había adquirido su característico color traslúcido, sus ojos exhibían una profunda melancolía atípica para alguien de su edad y sus movimientos se habían vuelto amanerados y exóticamente aristocráticos. Pasaba el tiempo leyendo en la enorme biblioteca familiar, y sus frágiles nervios necesitaban que hubiera siempre alguien a su cuidado.
Fue en esta época cuando Pepito lo envió a vivir a Alemania. Algunos dicen que el tradicional Pepito no se había acabado de acostumbrar a la misteriosa actitud del muchacho, otros que asustaba tanto al servicio que se volvió poco práctico alojarlo en la finca y otros simplemente que Dracul no le dejaba tiempo a Pepito para estar a solas con su nueva amante, Frijola de Genovía. Más reciente es el descubrimiento de que, justo antes de que Dracul partiera, entró al servicio de la familia una nueva doncella que, según el testimonio de varios criados, pasaba muchas horas con el joven, algo que Pepito no veía con buenos ojos.
Por una razón o por otra, Dracul Pflugk terminó el año en Alemania, al cuidado de un viejo militar amigo de Filippo. Después de esto, su rastro se pierde durante más de una década, en la que se dice que viajó con su tutor por toda Europa, participando en las más variopintas campañas. No está claro el grado de participación del frágil Pflugk en las batallas, ni siquera se sabe con seguridad si llegó a luchar o no, pero su llegada al ejército coincidió con un escalofriante aumento de bajas y crueldad en las guerras europeas de la época.
Fue ya con casi cuarenta años cuando Dracul Pflugk volvió al pueblo acompañado por su pupila, Lucy Pflugk, a la que se había encontrado una mañana durmiendo frente a su puerta en Bistrita. La chica se quedó a vivir en el pueblo mientras su tutor viajaba constantemente hacia climas más fríos, ya que no podía soportar las temperaturas del sur de la península.
Estos viajes terminaron cuando Pepito cayó enfermo hace un año, época en la que Dracul se trasladó definitivamente a la vieja casa de los Confortable y varios herederos de la fortuna Filippo empezaron a recibir amenazadoras visitas de un hombre al que describieron como el conde Drácula. Tras los sonados asaltos al Convento del Apócope y la Humildad y a la discoteca Preisley, la policía encontró al conde ataviado con una capa muy parecida a la del famoso vampiro mientras balbuceaba palabras inconexas.
La siguiente investigación psiquiátrica reveló que, al parecer, la pupila de Pflugk se había aprovechado de una existente obsesión de su tutor por el oscurantismo rumano para hacerlo aterrorizar a los posibles herederos vestido como Drácula y robar el testamento. Desde entonces, el desequilibrado Pflugk sigue internado en el sanatorio y Lucy cumple condena en una penitenciaría cercana al pueblo por inducción a la locura.
Esta historia nos hace preguntarnos... ¿Hasta qué punto es Dracul Pflugk culpable de su propio destino? ¿Qué fue lo que lo llevó a la locura? ¿Fue su propio y oscuro carácter o la influencia sobre él de distintas personas con fuerte personalidad y marcados intereses? Sea lo que sea, Dracul Pflugk seguirá irremediablemente internado en un sanatorio, y los desgraciados detalles de su vida nunca podrán ser borrados.
Artículo censurado de El Heraldo Filippiano,
escrito para la edición de diciembre de 2003.
escrito para la edición de diciembre de 2003.
1 comentario:
jajajjaja menudo culebrón!
da lástima del pobre conde y todo!
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